Cuando comencé éste –desaliñado, amateur y algo grosero- intento de blog lo hice con la finalidad de encontrar en éste espacio virtual una válvula de escape donde dejar fluir mis ideas, mis pensamientos, mis más bajos deseos y –¿por qué no?- mis secretos peor guardados.
El juego funcionó bastante bien y durante algún tiempo éste blog ha sido la única forma de desahogarme y exteriorizar toda la pasión, la bronca, la alegría y la excitación –a todas luces sexual- que reprimía dentro mío.
Sin embargo, tan sólo unos pocos meses después de abrir éste diario virtual, mi vida ha dado un vuelco que no esperaba.
Hace aproximadamente 1 mes decidí darme una última oportunidad con G y hoy por hoy creo no haberme equivocado.
Tengo un novio de quién estoy perdidamente enamorada. Lo amo y, estoy segura, él me ama. Tengo un novio que se ha vuelto un niño y con quien me gusta fingirme una niña. Tengo un novio que me da la seguridad y la satisfacción de sentirme amada. Tengo un novio con quién espero pasar el resto de mi vida.
Tengo al mejor amigo del mundo. Un hombre que se preocupa por mí, que me quiere, que me incentiva y me ayuda a ser mejor cada día y –sobre todo- que siempre está dispuesto a darme un par de nalgadas si sabe que me estoy portando mal.
Tengo amigas que, aunque pocas, son las mejores del universo. Amigas que están dispuestas a mirar mal y hacerle la vida imposible a quien se meta conmigo. Tengo a las mejores amigas que podría haber soñado.
Y hoy… tengo un compromiso conmigo misma.
Hoy me comprometo a dejar de ser la perdedora y enamoradiza autora de éste blog. Hoy me comprometo conmigo misma a explotar al máximo mi potencial para el éxito. Y, aún más importante, hoy me comprometo a ser muy pero muy feliz.
Es por eso que éste es el último post que publico.
En una semana cerraré éste espacio virtual y espero que mis, escasísimos, lectores sepan entender mis razones.