martes, 7 de octubre de 2008

de los tontos gileos y demás...

Es curioso cómo cuando nos sentimos atraidos por alguien y empieza ese conocido y empalagoso ritual del "gileo" podemos llegar a conocer nuestros lados más tontos, más absurdos y -por supuesto- más perdedores.

Hace no mucho -en realidad, hace sólo unas horas- llegaba agotada de un largo día de, seamos francos, hueveo. Subí a mi cuarto tras saludar brevemente a mi mamá y a mi nana y encendí el computador esperando encontrar aunque sea un comentario en mi post anterior, como podrán darse cuenta: ni uno solo. Entonces empezé mi rutina académica de todas las noches: chatear, revisar el correo y entrar al facebook.

Mientras conversaba con un par de amigos sobre lo inhumano y criminal del examen parcial que habíamos rendido hacía unas horas -y que, para mí, desembocó en un aborto cerebral- sonó el conocido "tucutin" que indicaba que alguien me estaba hablando. Para mi sorpresa se trataba de un muchacho que conocí hace un par de meses en una contrucción de la Organización Un Techo Para mi Pais -de la cual, debo confesar, soy fanática-. Cuando conocí a "J" algo en él me atrajo muchísimo, apesar de que no es el típico muchacho guapo y desenvuelto en los que suelo fijarme. J es más bien lo que mis amigas llamarían "uno más del montón", físicamente hablando. Con un rostro amplio y bonachon, ojos cansados, boca pequeña, poseedor de una contextura más bien ancha y con una panza digna de algunos buenos litros de cerveza, J es un típico chico que no hubiese llamado mi atención un día cualquiera. Sin embargo, en esa ocasión hubo algo diferente. Aún no sé si fué el hecho de que todos estuviesemos luchando por una misma causa, el feeling de la construcción, el penetrante aroma a cuerpos sudados y llenos de mugre o lo increiblemente interesante que se le veía cavando en la tierra, con el cabello -entiendase dreads- lleno de arena, las manos maltratadas y esa sonrisa imborrable tatuada en su rostro.

Aún me sonrojo al recordar las oportunidades en que -víctima de la atracción inocultable que sentía por él- pasé vergonzosas e incomodas situaciones. Una tarde, terminaba de fijar una viga cuando mi compañera de cuadrilla -y alma gemela- Sandrita hizo un comentario acerca de que debiamos llamar a J para que nos ayude a colocar el techo. Yo, en un arranque travieso y francamente malcriado, volteé intempestivamente para bromear acerca de J y de lo mucho que me gustaba. Al dar la vuelta mientras decia "sí, hay que llamar a J" me encontré cara a cara con el mismo J y se me escapó el suspiro más vergonzoso de la historia. Espero que -gracias a Dios y a los martillazos que sonaban en ese momento- J no se halla percatado.

En otra oportuniad, pasaba junto a él con mi fiel Sandrita y lo vimos abrazado con otra muchachita, muy melosos y gozando de una efusiva conversacion. Listo, cortenme en pedacitos y hechen mis restos a los perros. Como era de esperarse -radiante yo, por supuesto- saludé con un "hola!" falsete y no espere más de 5 pasos para murmurar en un tono de voz solo audible para mi compañera: "PERRA!" -lo peor es que ni la chica era una perra, ni yo tenia derecho alguno a molestarme-.

Ahora, pasados ya dos meses de aquellos días de construcción, el muchacho que tanto me había inquietado se decide a iniciar una conversación via messenger conmigo bajo la escusa de un subnick que recita que he preparado galletas y una foto en mi display con las ñoñas galletitas sin forma que logré sacar del horno antes que se quemen.
















J says: me invitas una galletita pues!!
J says: se ven bueenazas
*Campanita* says: jajajaja... lo están :)
J says: se nota... solo habria q probar...
*Campanita* says: bueno.. t guardare un par :)

y seguimos charlando de cosas irrelevantes.

Charlamos de los parciales, de la galletas, de sus dreads, entre otras tantas estupideces de las que sueles hablar con tal que se alarge la conversación. Me invita a iniciar un intercambio de imagenes vía webcam a lo cual acepto gustosa, no sin antes acomodarme en la cama, pasarme unas cuantas veces el cepillo por el cabello y tomar una postura de lo más relajada -mejor dicho, fingir una postura de lo más relajada-. Le comento que acabo de recibir una cadena -de ésas que manda la gente cuando no tiene nada que hacer-en mi bandeja de correo y que versa sobre 50 cosas estupidaz que puedes haber hecho. El jueguito en cuestión se trata de marcar cuantas de las cosas que aparecen en la lista te han pasado o has hecho. Cuando lo leía y llegué al numeral 7 encontré lo siguiente:

7.- puedo chuparme el codo
8.- al leer ésto, intenté chuparme el codo

Y como ustedes podrán presagiar, lo había intentado. Entonces, le comento a J lo sucedido, quién, después de burlarse d mi, me recomienda una técnica para poder "chuparme el codo" diciendome: "tienes que poner el brazo al reves". No hace falta decirlo, caigo en su trampa y se desentornilla de risa.

Ésta tonta mención da lugar a que la conversación se alarge con comentarios como :"¿te chupo el codo?", "habla.. ¿una chupada de codos?", y "fácil y hacemos un 69 de codos". El mensajeo instantaneo se alarga hasta las 4 de la mañana. Él tiene examen a las 11 y yo tengo.. veamos.. nada que hacer.

Son realmente cómicas la clase de estupideces que uno puede llegar a decir con tal de alargar una conversación o llamar la atención de la persona que te gusta. Yo jámas hubiese perdido mi tiempo hablando de "chupar codos" durante 4 horas hasta que me di cuenta de que así podía pasar una madrugada chateando con un chico que, al parecer, me atrae. No sé si yo le guste, no sé si también habrá accedido a quedarse hasta las 4 de la madrugada charlando sobre chuparnos el codo sólo para tener algo de que conversar conmigo o talvez el tema de los codos llenos de baba le parece catedráticamente interesante. No lo sé y espero no sea lo último.

Es también realmente cómico como los chicos encuentran en el messenger el escudo perfecto. A travez de la ventanita de mensajería instantanea son unos tios desenvueltos capaces de entablar conversaciones relajadas y llenas de carisma. Sin embargo, -pero no en todos los casos- en persona se vuelven timidos, callados e incapaces de mirarte directamente a los ojos y hacerte una broma pícara.

Espero que J nunca lea este post -lo cual es muy improbable ya que le dí el link del blog hace unas horas-. Espero que si alguna vez lo vuelvo a ver en vivo y en directo y no a travez de una webcam se porte igual de desenvuelto que en el chat. Espero que J piense que soy medianamente atractiva y esté deseando salir conmigo a tomar un bubble tea. Pero -por sobre todo- espero que el tema de chuparse los codos no le paresca un tema interesante y digno de discución, y si es así, sólo me queda decir:
"Cianuro on the Rocks, por favor... Gracias."

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja un cague de risa ah y pues muy interesante tu vida ta wena pa una telellorona jajaja