lunes, 19 de enero de 2009

22:12

L, como ya lo saben, es un tipo maduro -aunque le parezca una precisión innecesaria-. Un tipo culto al que le gusta la lectura, la buena comida y las mujeres. Un hombre bastante atractivo que -quién sabe cómo- logré seducir -o eso me hizo creer-. L es una fantasía, un romance apasionado y de escaso compromiso digno de una película yankee. L es ésa inyección de adrenalina que mi rutina necesitaba. L es... -¿Qué les puedo decir?- L.

¡Qué facilidad la mía para convertir lo que pudo ser un apasionado romance de verano en un capítulo más de "Mujer Casos de la Vida Real"!

No puedo evitar notar la catastrófica facilidad que tengo para enamorarme -profunda y constantemente-. Una vez más: auto-boicot.

Al parecer el romance con L podía durar un par de encuentros más. Las llamadas continuaban. Un "te quiero" por aquí. Un apasionado beso por allá. Talvez, sólo talvez, L en verdad me quería -o eso quise pensar-.

Lunes por la noche: L me llama. Habíamos quedado en vernos pero L está muy cansado, así que no lo veré, no me molesta demasiado. Le regalo un "te quiero" telefónico y me acuesto pensando en él.

Martes por la noche: Salgo a tomar un café con F -mi amiga, mi cómplice y, por esas casualidades del destino, mi tía-. L me llama y acordamos salir el día siguiente. Duermo contenta.

Miércoles por la noche: Lo veo sólo un rato pero no el suficiente -léase el suficiente como para que me coma a besos-. No importa demasiado. Verlo -aunque sea ésos minutos- fue genial. Me pregunta si el viernes estaré en lima y le digo que, si él quiere, sí. Promete que el viernes tendrá un buen rato para dedicarme.

Viernes por la noche:

Campanita: Aló?
L: ¿Cómo estás?
Campanita: bien.. en clases... ¿y tú?
L: Bien, bien... un poco cansado. ¿Te quedas hoy en lima o vas a casa de tus papás? -cualquiera pensaría que soy provinciana-
Campanita: No... me quedo... Mañana tengo que ir temprano a la oficina.
L: Ahh... Ok... Bueno, yo tengo una cena hoy así que no creo poder verte... Pero el lunes nos vemos sin falta ahhh...
Campanita: mmm... bueno... ok... un beso
L: Otro para ti. Byebye.

Bueno... no voy a mentir... me dolió, pero sólo un poquito.

Lunes por la noche: Salgo de clases para contestar el celular. ¡Es él!. ¡Lo voy a ver por fin! Me pregunta si las 10 pm es muy tarde para verme. Obviamente le digo que ¡NO!

L: Bueno... entonces te llamo más tarde. Un besito.

Salgo de clases volando -que quede claro que no estoy usando metáforas-. Me baño, me visto, trato de ser la niña más linda del mundo... para L.

22:12 horas:

Campanita: aló?
L: Hola... esteeeeee... sigo en casa de mi hermana. Voy a demorar. ¿Nos vemos mañana?
Campanita: No, tengo que ir al médico.
L: ¿Estás molesta?
Campanita: No, estoy durmiendo.
L: Ah... ok... entonces hablamos después.
Campanita: Ok. Ya hablamos.

Corto y -por primera vez- lloro por él.

¡Lo odio! Odio que me haya enamorado de una manera tan burda, grosera y sexual. Odio haberme bañado -¡si! ¡Odio haberme bañado! ¡Sobre todo porque me perdí mi novela favorita por hacerlo!-, vestido, maquillado y peinado por las WEBAS!! Odio haberme quedado dormida maquillada y haber despertado al día siguiente hecha un mounstro. Odio haber ido ayer al trabajo con lentes oscuros. Odio que no haya tenido la delicadeza de decirme: "¿sabes qué? Hoy no podré verte. Hablamos mañana." Odio -más que todo- su ego infinito que se atreve a pensar que yo voy a adecuar MI horario a SUS necesidades. Y sobre todo lo odio porque a pesar de todo eso... lo sigo amando.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso cómo aquel que busca, encuentra... es decir, queda clarísimo que estás disfrutando de tu tortura, probablemente más autoinflingida que otra cosa... pero qué te diré, todos hemos sido masoquistas alguna vez, o en algún tiempo... pasado. Pero no desesperes, si hay algo que puedo compartir contigo es que todo esto va a pasar... algún día... porque, mi querida campanita, quizás todo se resuma en que aún (y aunque te cueste oirlo) eres una niña. Un beso.

*Campanita* dijo...

Mi estimado anónimo.

Muero de la intriga de saber quién eres. Aunque con tu último comentario me revelaste tu identidad. Es increible que hallas encontrado mi blog, no se donde conseguiste la dirección.
Probablemente tengas razón, mi tortura es autoinflingida. Soy yo la que me hago sufrir a mi misma, de allí el nombre del blog.

Y... también tienes razón cuando dices que aun soy una niña -me cuesta mucho admitirlo, pero es cierto-, es por eso que te pregunté lo que te pregunté anoche: "(...)por una chica de mi edad?.. por mi?"

Un beso.

Pd: Me duele mucho la panza...

Anónimo dijo...

Encontrar un blog es realmente sencillo cuando su autora te invita a su msn y allí, en su perfil ni más ni menos, aparece una obvia referencia al blog en cuestión.
Pero el tema no es que te hagas sufrir, eso es normal, todos lo hemos hecho alguna vez (algunos lo seguimos haciendo)... el tema es que trates de convencer al mundo (porque en el fondo, tu no te la crees) que no puedes evitar caer en todas estas tentaciones. Mejor di que no te da la gana y estaríamos todos felices y contentos... Y lo que pasa es que hacer lo correcto es aburrido, es como chupar un clavo, como comer light, como hacerle caso al viejo, como preparar con tiempo una chamba o un exámen... la verdadera adrenalina surge cuando somos transgresores, cuando hacemos lo políticamente incorrecto, cuando hacemos la chamba al último minuto, cuando tenemos que copiarnos para no jalar el curso... no digo que esté bien, solamente digo que es la cagada, que nos hace sentir vivos... y por eso lo hacemos, no porque no nos quede otro remedio. Una humilde opinión, claro...

*Campanita* dijo...
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