Hace algunas semanas estaba conversando con un buen amigo acerca de los comentarios que dejó G en los post’s anteriores. El decía que G únicamente buscaba "moverme el piso" con sus comentarios. Que G solo quería asegurarse de que yo siempre estuviese ahí, dispuesta para él -cuestión que yo no tenia cómo contra-argumentar-. Ciertamente, G solo busca mantenerme pendiente de él, necesita saber que yo siempre estaré esperándolo.
Entonces, el buen amigo del cual les hablo me dice: "Tu problema con G es que él necesita que todo gire a su alrededor, lo cual no esta mal, pero debes analizar si tu puedes con eso. Valeria -se refiere a su esposa-, por ejemplo, necesita que todo gire en torno a ella y yo no tengo demasiado problema con ello. Yo puedo vivir dando vueltas alrededor suyo y no me molesta demasiado. Claro, a veces necesito que algunas cosas giren alrededor mío pero, por lo general, logro ser feliz viéndola feliz a ella. Soy un buen satélite."
Lo que me dice me hace pensar. ¿Soy capaz de ser un satélite de G? ¿Soy capaz de vivir dando vueltas alrededor de G? ¿Soy capaz de ser feliz UNICAMENTE con el hecho de ver feliz a G?
No necesito responder ésa pregunta, ¿verdad? ¡Pues no! No soy ésa clase de persona. No puedo vivir flotando -cual globo de helio barato- alrededor de G.
Entonces pienso en mis papás. Mi mamá, definitivamente, es ésa clase de personas que necesitan que todo -en especial su pareja, es decir mi papá- gire alrededor de ella. Siempre ha sido el centro de atención y creo que disfruta mucho de eso. Tal vez por eso durante mi pubertad tuve tantos problemas con ella. Yo -digno fruto de su vientre- necesitaba ser el centro de atención y ella -que jamás cedería su trono- no estaba dispuesta a compartir su lugar conmigo. Claro, yo no quería compartirlo con ella, quería usurpárselo de la manera más mezquina existente. Hoy ambas hemos madurado, ambas hemos crecido y -sobre todo- vivimos en lugares diferentes, tenemos nuestro propio espacio. Hoy ambas buscamos ser el centro de atención en nuestros respectivos círculos; ergo, tenemos rivales diferentes. Hoy nos llevamos increíblemente bien.
Me dan ganas de sacar de quicio a mi progenitor por unos minutos, así que le pregunto -con ese tono de niña inocente, ingenua y curiosa que siempre lo hipnotiza-: Papá, ¿tu eres un satélite?
"¿Qué?", pregunta él sin entender. "Que si eres un satélite, es decir, si vives girando en torno a mi mamá", respondo yo fingiendo carecer de cerebro.
Mi viejo se ríe. ¡Qué le queda! Obviamente su respuesta debería ser afirmativa pero calla en salvaguarda de su propia autoestima.
¿Es que todos somos así? ¿Somos todos planetas o satélites? ¿No hay términos medios?
Me atrevería a decir que todo es más como un sistema solar, o –dicho propiamente- como muchos sistemas solares. Así, hay personas que necesitan ser “soles” –esto es, tener muchos planetas dando vueltas a su alrededor-. Hay personas que se conforman con ser planetas, girando alrededor de un sol pero con una, dos o siete lunas girando, a su vez, en torno a el. Hay lunas, por supuesto, que pueden -e incluso me atrevería a decir “necesitan”- girar alrededor de alguien todo el tiempo. Claro está, hay estrellas –que siendo exactamente lo mismo, e igual de brillantes, que el sol- pueden resplandecer ellas solas sin necesidad de tener muchos planetas revoloteando tontamente a su alrededor. ¿Qué puedo decir? No sé si soy un sol, una estrella o un planeta, pero definitivamente no soy una luna.
Pienso en Plutón. Un “planeta” –por así decirlo- tan pequeño que los expertos le han quitado la denominación de planeta para pasar a llamarlo simple -y cuasidespectiva- mente “cuerpo celeste”. Un planetita que gira alrededor de una estrella, el sol. Sin embargo, Caronte –su luna más grande y la primera en ser descubierta- tiene casi el mismo diámetro que él, tanto así que algunos se atreven a llamarlo un planeta doble. Además, el baricentro de éste “planeta doble” ( Plutón-Caronte ) queda fuera de Plutón, que es el cuerpo de mayor masa, siendo que ambos orbitan en torno a un mismo punto imaginario. Con el tiempo, la gravedad ha frenado las rotaciones de Caronte y Plutón, por lo que ahora presentan siempre la misma cara el uno al otro. La rotación de ésta pareja es única en el Sistema Solar; ¡Parece como si estuvieran unidos por una barra invisible y girasen alrededor de un centro situado en esta barra!
Tengo ganas de ser plutón, de encontrar mi planeta gemelo. Y sin embargo Plutón siempre le está mostrando a Caronte la misma cara y viceversa. Plutón nunca conocerá por completo a Caronte y Caronte nunca conocerá por completo a Plutón. Supongo que es así ¿no? Para encontrar a tu planeta gemelo y mantenerlo contigo tienes que ocultarle ésa cara que no puedes mostrar a nadie –o que no puedes mostrarle a el/ella sin que se escandalice y huya-. Alguien me dijo alguna vez que para poder tener una relación estable y madura tenía que cerrar éste blog. Probablemente tenga razón.
Tengo ganas de tener un novio. Pero no un novio cualquiera, quiero un novio con todas las de la ley. Tengo ganas de dejar de salir con varios chicos y concentrarme en uno solo. Tengo ganas de recibir un mensaje de texto todas las noches que diga "dulces sueños, mi amor". Tengo ganas de que no me hagan sufrir, de que me quieran de verdad. Tengo ganas de dejar de sentir que mis relaciones son vacías. Tengo ganas de tener al lado a un tipo con quien pueda conversar y no aburrirme nunca, que me cuente qué tal le fue en el día y me pregunte qué tal me fue a mi. Tengo ganas de que cada vez que salgo en parejas con mis amigos no tener que presentarles a mi acompañante. Tengo ganas de que alguien me haga saber lo verdaderamente enamorado que está de mí. Tengo ganas de corresponderle. Tengo ganas de dejar de enamorarme perdedoramente. Tengo ganas de cerrar éste blog.
Aviso de servicio público: ¡Se busca Satélite!
PS: Les recomiendo escuchar ésta canción. Es súper graciosa y queda perfecto con el tema.
http://www.youtube.com/watch?v=i9tAe3B8lAo
1 comentario:
Eileen, me ha gustado mucho esta entrada. Hay más de lo que usualmente encuentro aquí.
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