Llevo años en busca del hombre perfecto y, cada vez que creo haberlo encontrado, algo pasa y termino tirada como un sapo verde y obeso en el sillón de mi departamento, comiendo helado con cucharón sopero y viendo “El diario de Bridget Jones”.
Un día, hace no mucho, me dí cuenta de que el hombre perfecto si que existe.
El hombre perfecto es tan solo un año mayor que yo y lleva casi 2 años tratando de conquistarme. El hombre perfecto es alto, de cabello negro azabache y ojos rasgados. El hombre perfecto es un buen estudiante, un excelente hijo y el mejor de los amigos. El hombre perfecto conquistó a mis padres apenas los conoció. El hombre perfecto es amigo de mis amigos y camarada de mis hermanos.
El hombre perfecto es solvente, viene de una buena familia y es muy bien educado. El hombre perfecto jamás demuestra si está celoso, nunca me prohíbe nada, siempre acepta con una sonrisa mis caprichos más excéntricos y, definitivamente, moriría antes de hacerme daño. El hombre perfecto me ha perdonado los mil y un desplantes que le he hecho y siempre regresa a mi, aunque sea yo quien tuvo la culpa.
Lamentablemente, el hombre perfecto es “tan perfecto” que lo siento inhumano, es “tan perfecto” que no siento nada por el.
Quisiera poder enamorarme del hombre perfecto, del hombre que siempre he deseado, del hombre que siempre he soñado. Y sin embargo, a pesar de que existe y que tengo –quién sabe como- la suerte de que esté enamorado de mi, no puedo –por más que intento- enamorarme de él.
Estoy enamorada, si. Pero estoy enamorada del hombre más imperfecto del mundo.
El hombre que amo es casi 20 años mayor que yo y me tomó varios meses lograr que se fije en mi. El hombre que amo tiene una hermosa cabellera entrecana y ojos color del tiempo –que me derriten cada vez que me mira-. El hombre que amo apenas conoce a mis hermanos y no es del agrado de mis amigos. El que amo no conoce a mis padres y nunca los conocerá.
El hombre que amo es un animal y lo amo cada vez que se comporta como tal. El hombre que amo se pone histérico de celos si salgo con otro tío a pesar de que no tiene derecho a reclamarme nada. El hombre que amo discute conmigo, me hace entrar en razón y –a veces adrede y a veces sin querer- me hace sufrir. El hombre que amo es el motivo de todas mis lágrimas. El hombre que amo parece haberse olvidado de mí y estoy cada minuto más enamorada de él.
El hombre que amo no es para mí y, definitivamente, yo no soy para él.
El hombre que amo no es el hombre perfecto, es el hombre que amo.
1 comentario:
buuuuuuuuuu me gustoo!!!! casi lloro!!! me pasa lo mismo! pro no siempre al q amamos s l perfecto!!!! malaso no??? scribe mas seguiddo, xtraño poder leert mientras toi aburrida n la chamba!!! un abrazo!!
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