V: ¿Tienes una amiga medio faltosa no? Medio grosera…
A: ¿Quién? ¿Qué amiga?
V: Tu amiga, pues. Esa… ¡la gordita!
V: Tu amiga, pues. Esa… ¡la gordita!
Ok, morí. Corten mi cuerpo en pedazos y tírenlos a los perros.
V -una venenosa pero bastante guapa conocida de A- se refirió a mí como “la gordita”.
Ok, no es la primera vez que me pasa así que tomémoslo con calma.
Si bien no es la primera vez que alguien utiliza una frase así para referirse a mí, esto había dejado de ser una constante. Nadie me llamaba así en… veamos… 7 años!!
Como ya lo saben, durante mis primeros años en la secundaria fui víctima de innumerables sobrenombres y apelativos que hacían referencia a mi –¿cómo decirlo?- abundancia. Fueron épocas traumáticas donde no sólo pesaba casi media tonelada sino que medía menos de un metro de altura –imagínenme, toda una espécimen circense-.
Ahora -varios años, dietas y polvos después- soy una persona completamente diferente. El ego pisoteado que me caracterizaba en ésas épocas escolares es ahora una autoestima blindada, o por lo menos existente. Hoy por hoy suelo sentir que puedo levantarme al tipo que se me antoje, suelo sentirme segura de mi misma.
Es por eso que me parece tan curioso como un comentario cualquiera puede, como hoy, sumirme en la más profunda y absurda depresión.
Ha de ser porque ése comentario ponzoñoso venía nada más y nada menos que de V.
V, la atractiva e inteligente V. V es lo que todo hombre quisiera tener y lo que toda mujer desearía ser.
V, la atractiva e inteligente V. V es lo que todo hombre quisiera tener y lo que toda mujer desearía ser.
Dueña de una larga y hermosa cabellera azabache, un par de delanteras respetables, caderas digas de ser montadas, un trasero bastante firme y un buen par de piernas, V se sabe atractiva. Y no es solo el hecho de que sea atractiva, sino que además de eso la muy accesible es inteligente y esa inteligencia suya la hace poder ser todo lo venenosa que quiere ser.
Estoy gorda, si! Pero juro que para antes de que acabe el ciclo (antes de que nos entreguen las notas de los finales) habré bajado por lo menos unos 7 kilos. Palabra de futura anoréxica!
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Como todas las noches, espero ansiosa el volver a verte.
Ahí estás, tan interesante y atractivo como siempre.
Sé que sólo tenemos unos minutos, unos instantes.
Sé que probablemente suene el teléfono, sé que probablemente debas marchar.
Y también sé que nada de eso importa ahora, que lo único que quiero es no perder ni un segundo a tu lado.
Porque no quiero cerrar los ojos, porque no quiero perderme ni un instante de ti. Porque me haces inmensamente feliz!
1 comentario:
NO ESTAAAAAAAAAAAS GORDAAA!! Lo repito por decima vez en el dia!!!
Ademas si asi fuera a ti q te importa!! Tu eres mas importante para A q cualkier otra chica... La envidia mata pero creersela es aun peor...
soy *YO*
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